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Cielo e infierno
Cielo e infierno

  Hace años presencié un documental televisado que empezaba
explicando los diferentes tipos de espejismos que se observan
en la naturaleza, con paisajes ilustrativos.

  El tema no me resultaba muy nuevo, pero lo extraño era que
el título del programa se refería a las pirámides de Egipto.
Pensé que se habían equivocado, pero no.

  La introducción era necesaria para aclarar el desarrollo posterior,
que recuerdo escasamente, salvo las ideas centrales. Tampoco
recuerdo bien el nombre del autor y como no he encontrado el
tema en internet y me parece interesante, me he decidido a contarlo.

  Resumiendo, se explicaba el espejismo normal, en el que la imagen
se forma debajo del objeto lejano, a causa del gradiente de temperatura
del aire sobre el suelo, y otro mucho menos frecuente que se puede
formar por encima del objeto, cuando el gradiente térmico es al revés.
(inversión térmica). Otros tipos de espejismo no hacen al caso.

  El espejismo inferior suele producirse por la tarde, cuando el Sol ha
calentado el suelo y el aire rasante. El superior, por la mañana, porque
el suelo y el aire rasante se han enfriado por la noche (radiación) y el
aire más arriba sigue estando caliente.

  La situación climática es muy penosa, calor sofocante, suelo candente,
por la tarde. Más agradable, frescor matinal en verano, por la mañana.
En ambos casos se produce la ilusión de ver agua en la zona de refracción.

  Después de la introducción se mostraban algunas imágenes del
interior de una cierta pirámide, realmente intrigantes, como una
galería que tenía peldaños en el techo y una barca en una de las
cámaras, construida boca abajo.

  El egiptólogo que obseró estos detalles llegó a la conclusión de que
los escalones estaban ahí para que alguien los pisara, es decir,
bajara por ellos. La galería procedía de la cámara funeraria y conducía
a la sala de la barca. La persona que se supone iba a usar esa escalera
y esa barca no podía ser otro que el faraón o su "ka" (alma). Además,
la barca estaba arriba y la cámara funeraria abajo.

  Es decir, había que imaginar que la pirámide entera se diera la vuelta
para que tuviera sentido que el faraón "bajara" desde su cámara a la
de la barca. Obviamente, la pirámide de piedra no se puede voltear
pero sí su imagen. Es decir, en caso de producirse un espejismo
superior, se verían la real en su sitio y la imagen al revés por encima.
Tal vez tocándose por la cúspide.

  Resumiendo: es posible que a partir de una cierta época los túmulos
o construcciones funerarias egipcias pasaran a tener una función de
"vehículo" hacia el "otro mundo". Es decir, si el faraón, respetando su
propio ego, deseara vivir después de su muerte, escogería viajar a ese
lugar inaccesible en el que parecen estar las imágenes de los espejismos.
Quizá los primeros túmulos, en el entorno del desierto, daban lugar a
espejismos superiores, algo incomprensible en aquellos tiempos, que
probablemente interpretaban como algo sobrenatural.

  La creencia en otra vida después de la muerte es, como diría un filósofo
griego (Sócrates) consoladora, por lo que es fácil aferrarse a ella. Además,
se han dado casos, quizá desde muy antiguo, de personas que han "vuelto a
la vida" (especialmente los ahogados que se recuperan) y cuentan haber
tenido una vivencia en un entorno diferente. Dicen haber visto personas,
vivas o muertas, e incluso sucesos personales futuros. No lo podemos ni
afirmar ni negar, pero sí suponer que esas vivencias se han forjado en
el cerebro del resucitado debido a la anoxia (falta de oxígeno) durante
el trauma.

  Los espejismos serían algo así como mundos paralelos y la pirámide
el instrumento para el tránsito. La barca, necesaria para navegar por esas
aguas misteriosas que parece haber en los espejismos.

  Obviamente, el mundo más agradable es de suponer que sea el superior,
tal como se percibe desde éste, por la mañana, con la fresca. El de abajo,
puro horno, capaz de fundir hasta las piedras. Muy adecuado para castigar
pecadores.

  El cielo sería pues el mundo inaccesible del espejismo superior. El infierno,
el mundo paralelo del espejismo inferior y las figuras temblorosas que se
ven en él, las almas de los condenados.

  La barca del faraón puede haber pasado a la cultura griega como el mito de
Caronte que lleva en su barca las almas de los difuntos sobre la laguna Estigia.

  Luego añadiría algún sepulturero avispado la costumbre de poner una moneda
en la boca del difunto, costumbre que se ha conservado entre nosotros hasta
hace pocas décadas e incluso ha llegado hasta Taiwán, donde se considera
que da suerte.

  Igualmente pudo pasar el concepto de cielo-infierno a la cultura judaica y luego
a la cristiana y a la islámica. Sin embargo las culturas amerindias no acaban de
asumir esa filosofía de premio-castigo en la otra vida, a pesar de la influencia
europea.

  El concepto de purgatorio parece ser una ampliación de la idea para justificar
algunos planteamientos filosóficos.

  Así pues, cielo e infierno parecen ser fantasías surgidas de la mente de algún
faraón egipcio en su anhelo de vida eterna, alimentado por la ignorancia de las
leyes físicas propia de su época. Los que le siguieron, copiaron.

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